Estás en casa tras una dura jornada, pero el smartphone de empresa te llama, suena, y notifica insistentemente, de modo que no puedes evitar hacerte cargo. Estás en la playa de vacaciones con tu familia, pero en lugar de disfrutar el momento estás con el mismo móvil de antes, haciendo gestiones para la empresa, tu familia te mira mal, como es lógico, por lo que además te ves obligado a quitarle hierro al asunto cuando en realidad estás más quemado que ellos: ”10 minutos y acabo” dices, pero probablemente 10 minutos después vuelvas a empezar.

Afortunadamente, Europa está empezando a ser consciente de la dificultad de muchos trabajadores para poder desconectar de la oficina, más aún ahora tras la aparición de la covid-19, y la explosión del uso de herramientas de teletrabajo y conectividad. De modo que el parlamento europeo ha aprobado el desarrollo de una ley que permita a las personas que trabajan digitalmente, poder desconectarse después de su horario laboral. Es decir, en el caso anterior, poder mantener el móvil apagado una vez finalizada la jornada de trabajo.

Recientemente además en España fue aprobada la Ley de Teletrabajo, aunque cuanto menos está verde, y con unos efectos reales muy limitados, por lo que habrá que ver que depara esta nueva ley europea una vez salga del horno. En todo caso, se entiende, la idea es seguir el ejemplo de Francia, que en 2017 aprobó su ley de desconexión digital, orientada a proteger a los trabajadores, y que a modo práctico regula por ejemplo el acceso a correo electrónico, mensajería, smartphones, etc una vez terminada la jornada laboral.

Realmente, esto no es que sea algo nuevo, sin duda era una tendencia clara ayudada de las nuevas tecnologías, pero es que además la covid-19 ha acelerado aún más a la dotación de herramientas para el trabajador (smartphone, tablet, portátil, VPN, Cloud, sistemas de videoconferencia, chat…), que le permiten estar conectado desde cualquier lugar y en cualquier momento, y esto, puede convertirse en un problema muy serio de conciliación de vida laboral y familiar, para personas que trabajan en compañías, por definirlo de alguna manera, con pocos escrúpulos.

Así, el prototipo de  persona que antes trabajaba con un puesto PC fijo, y que por tanto, probablemente tenía dificultades para llevarse el trabajo a casa, ahora está siempre disponible a través del smartphone y portátil, y en cualquier momento puede recibir una llamada telefónica o un e-mail en su buzón a contestar. Y lo peor de todo, una vez ha empezado esta dinámica, ve como lo que era excepcional, se ha convertido en una rutina de la que es complicado salir.

Este problema, supone un gran estrés para el trabajador, que de repente ve cómo su vida privada se esfuma, y la jornada laboral abarca la totalidad del día, todos los días. Y esto es aplicable a cualquier tipo de empresa, independientemente a cómo se desarrolle la actividad laboral en la misma:

  • En empresas que han abrazado el teletrabajo, muchas veces se ha caído en el error de no definir una jornada u horario estándar, o al menos un abanico de horas de conexión, al estilo de los consejos reflejados en el anterior artículo: https://ciberseguridadtotal.com/consejos-rapidos-sobre-teletrabajo/. De modo que una persona que prefiere trabajar de mañana, lo mismo se encuentra que por la tarde otros compañeros le han programado una videoconferencia de varias horas. O viceversa, el que prefiere de tarde puede terminar acumulando otra jornada más respondiendo llamadas por la mañana.
  • En empresas que han vuelto a trabajo presencial, o semipresencial, ahora se da la circunstancia de que el trabajador “está siempre conectado”, es decir, cumple con su jornada habitual de trabajo presencial, y además al llegar a casa lleva el portátil o teléfono de turno, que lógicamente no entiende de horarios, y suena o genera notificaciones durante el resto del día.

De repente, encontramos que en una empresa cualquiera, dónde antes únicamente 2 perfiles de personas concretas estaban más o menos siempre conectadas: dirección y seguridad, y además con una remuneración acorde, ahora todos están igualmente conectados, y sin que ello suponga ningún beneficio laboral.

La paradoja de todo lo anterior, es que las leyes parecen ir por un lado, y sin embargo la realidad por otro… 

  • Así comprobamos muchas veces, como las empresas más tecnológicas, las más proclives a adoptar las metodologías de trabajo del futuro: teletrabajo, jornada flexible… son por otro lado las que adolecen de mayor dificultad a la hora de la desconexión digital.
  • Encontramos además contradicciones, como la reflexión sobre la jornada laboral de 4 días, que lleva tiempo sobre la mesa, con incluso algún caso ya asentado: https://www.20minutos.es/noticia/4639543/0/la-empresa-que-lleva-un-ano-con-jornada-de-4-dias-es-un-exito-pero-dependera-de-la-actividad-de-cada-sociedad/, pero que sin embargo también se da de bruces contra esta barrera digital de desconexión.
  • Y por último, encontramos leyes como las del control horario para empleados, orientadas a evitar abusos laborales y compensación de horas extras, pero que igualmente se pegan con el escenario real, y es que por ejemplo, una cosa es el fichaje presencial en el trabajo, y otra las horas prestadas a la empresa fuera de horario en casa, que no quedan reflejadas en ninguna parte.

Como reflexión final apuntaría que se avecinan cambios, probablemente no inmediatos, y especialmente más lentos para países que van un paso por detrás en innovación, y digitalización, pero es indudable que las nuevas tecnologías no van a esperar a que estemos listos, siguen avanzando, y además a una velocidad vertiginosa. Esto será una oportunidad para los más visionarios, y una losa para los más inmovilistas, y entre medias habrá que ver cómo avanzan las leyes y normativas para evitar abusos al conjunto de trabajadores. Pero creo que están equivocados, lo que piensan que las siguientes generaciones que vienen, desarrollarán su trabajo como venimos haciendo nosotros ahora.