Indudablemente, las nuevas tecnologías han conllevado profundos cambios en nuestras vidas, hablo de cambios incluso a nivel cultural y de modo de vida, convivimos con ellas y forman parte de nuestro día a día de manera natural, de modo que se hace inconcebible determinadas acciones sino es a través de estas herramientas digitales.
Y para la empresa ocurre exactamente lo mismo, es imposible abstraerse de la digitalización porque es omnipresente, de manera que desgraciadamente, muchas empresas que no puedan o sepan adaptarse a este entorno tecnológico, terminarán inevitablemente fuera del tablero de juego, o como mínimo desarrollando su actividad con graves deficiencias competitivas y funcionales.
No pretendo detenerme ahora sobre las ventajas de la digitalización, que tocamos por encima en: https://ciberseguridadtotal.com/por-que-falla-la-digitalizacion-de-la-empresa/, y que daría de largo para muchas más entradas en el blog, simplemente resumiré que una digitalización, o mejor dicho, una correcta digitalización, supone indudablemente una ventaja competitiva para la empresa.
Y en este ámbito, el de la empresa, y específicamente en la empresa ubicada en el sector industrial y de fabricación, es dónde la denominada cuarta revolución industrial o Industria 4.0 supone una oportunidad, y además con las certezas subyacentes a no lanzarse al vacío, sino fundamentarse en unas metodologías más que probadas, de hecho, ya empieza a hablarse del siguiente paso: la Industria 5.0.
Llegados aquí, hay que explicar este concepto de Industria 4.0, que muy resumidamente, puede definirse como el objetivo de lograr una fábrica inteligente, a través de diversos habilitadores heterogéneos, tales como: BigData, Computación en la nube, impresión 3D, dispositivos IoT, Blockchain, Inteligencia Artificial, Realidad aumentada, Drones, WSN (Wireless Sensor Manager), Robótica avanzada, M2M (Machine to Machine) y como no Ciberseguridad, este último además abarcando de modo horizontal a todos los anteriores.
Este objetivo de fábrica inteligente, es además una oportunidad frente al hostil entorno al que se enfrentan nuestras empresas cada día, por ejemplo la delicada situación geopolítica actual, o el éxodo masivo de fábricas y deslocalización hacia países con menores costes productivos que desde hace años se lleva efectuando en este mundo cada vez más globalizado.
En todo caso, como comenzamos indicando, las herramientas están disponibles, y vemos además como cada vez más empresas apuestan decididamente por la digitalización, tanto por motivos competitivos y de crecimiento, como por pura supervivencia a medio-largo plazo. De hecho creo que es fundamental, si no lo existe ya, el planteamiento de un plan estratégico en la empresa con vistas a la adecuación al cambio de reglas que ha planteado indudablemente el tablero de juego.
Y una prueba palpable de esta digitalización “imparable”, es la referenciada en el título de la presente entrada, la convergencia absoluta de dos áreas tecnológicas hasta ahora totalmente separadas, la OT e IT:
- Por un lado, tenemos a las Tecnologías de Operación (OT), ligadas históricamente a la industria y orientadas al control físico de la infraestructura, hablamos de los típicos SCADA, PLCs y de tecnologías propietarias de unos pocos, como GE, Scheneider, Siemens…
- Y por otro lado, están las Tecnologías de la Información (IT), orientadas al tratamiento de información electrónica, y que hasta no hace tanto estaban totalmente desligadas del OT en la fábrica.
¿Y qué está ocurriendo?
Pues básicamente que hasta hace nada, el IT en la industria quedaba encuadrado a la parte de gestión y poco más, hablamos de los típicos CRM, ERP, del sistema de contabilidad o ventas, o de gestión de redes sociales y e-commerce, es decir, no tenía relación al proceso productivo propiamente dicho, que dependía únicamente del OT.
De hecho era una práctica habitual y recomendada, tener la red de IT y OT totalmente independientes, con objeto de evitar ciberamenazas provenientes de la primera en la segunda.
Sin embargo, llegamos al concepto de Industria 4.0, a esa fábrica inteligente, y el IT que hasta ahora estaba en un rincón muy definido, toma protagonismo absoluto para poder desarrollar los habilitadores que anteriormente comentamos, vamos, que empieza a abarcarlo todo.
Es decir, nos encontramos por ejemplo con que esa fábrica que antes tenía redes OT e IT totalmente independientes, ahora está interconectada, y además esa conexión es imprescindible para que los sistemas de producción y ventas estén unidos y se entiendan automáticamente. o para que cientos de dispositivos IoT que controlan procesos puedan remitirnos información y tomar acciones instantáneamente.
Por supuesto, el área de ciberseguridad se encargará de definir estas conexiones para garantizar la mejor seguridad para el negocio. Pero el meollo de la cuestión, es que se produce un cambio de paradigma, y estas 2 tecnologías OT e IT, que hasta ahora tomaban caminos separados, van totalmente de la mano. Y esto conlleva aceptar cuestiones como que el concepto de máquina industrial aislada se pierde (porque incluso aunque no sea a nivel de red, esa máquina puede tener un interfaz bluetooth o USB de instalación o gestión), o que los técnicos de OT e IT deben entenderse para un buen funcionamiento del negocio (por ejemplo, el técnico OT requerirá del de IT para la conexión a red de un dispositivo IoT, tanto por cuestiones funcionales, como de ciberseguridad asociadas).
Lógicamente, de cara al área de Ciberseguridad, todo lo anterior supone un reto mayor, y lo comprobamos además día a día por la gran cantidad de ciberataques a empresas del sector industrial. Pero a pesar de los desafíos, el contexto es claro, y el futuro queramos o no, se presenta más digital que nunca.