Recientemente hablamos de Docker (enlace), es una tecnológica que podríamos decir que ahora mismo está de moda, al igual que otras como por ejemplo Blockchain, es imposible estar en este mundillo, y no oír hablar de sus bondades y de cómo estás tardando en implantarlo en tu entorno.

Esto no es nada nuevo, surge una nueva tecnología, y de repente parece que si no te unes al carro pronto te quedas atrás, hasta hace poco era la nube, de modo que muchos comenzaron a migrar a clouds externos sus servicios a lo loco, sin una reflexión previa y un plan futuro serio. 

¿Y qué ocurre?, pues que es necesario contextualizar, una tecnología puede ser genial, y sin embargo no adaptarse a tu caso particular, a tu negocio, a tu aplicación o simplemente a tu forma procedimental.

Creo que siempre se entiende mejor las cosas con un par de ejemplos, comenzaré con Blockchain, es imposible no haber oído algo de ello, aunque sea por el tema asociado de minado de criptomonedas, bitcoin, etc… bueno, pues digamos que todo eso funciona gracias a una tecnología de red descentralizada que es realmente increíble, objetivamente es genial lo que hay detrás de todo esto, y es verdad que además puede llegar a cambiar muchas cosas si se termina extendiendo. Pero ojo, no por ello, tiene que ser la mejor solución para nuestro proyecto concreto. No hace mucho ví cómo se quería meter por cachabas Blockchain (concretamente Hyperledger) en el desarrollo de una aplicación, cuando no era para ello, es decir, está genial poder decir que tu aplicación se basa en una red de blockchain, pero antes, debes confirmar que objetivamente, esto se adecúa al caso, y no estás complicando una solución sencilla para que tenga fuegos artificiales.

Hasta no hace tanto ha ocurrido algo parecido con el Cloud computing, muchas empresas comenzaron a migrar todo fuera. En teoría ello les íba a reportar a medio plazo una reducción de costes significativa (mantenimiento del centro de datos, electricidad, equipo IT…) y mucha escalabilidad. Las ventajas del cloud son obvias, es algo que está ahí, que es estupendo, que acerca a pequeñas empresas a servicios tecnológicos que de otro modo no podrían soñar, y a grandes les permite una flexibilidad absoluta y un pago por uso adecuado, pero igualmente ojo, lo suyo es evaluar detenidamente cada caso, y distinguir si nos conviene llevar todo al cloud, sólo parte (entorno mixto), o directamente no llevar nada. Y por supuesto, estudiar si es el caso, el mejor tipo de cloud para nuestro caso concreto (IaaS, PaaS, SaaS), porque de otro modo nos puede suceder, como muchas de esas empresas, que tras migrar todo a nubes externas, están de nuevo recuperando servicios a su datacenter porque no les sale a cuenta, ya sea por funcionalidad, coste o temas de privacidad.

Es decir, creo que siempre es importante tener la mente abierta y tratar de no dejarse llevar por modas. Todas las tecnologías anteriores son geniales, seguro que son la solución perfecta a millones de casos, pero lo adecuado es llevar a cabo una evaluación preliminar a todo cambio que nos planteemos,  ya que de otro modo podemos encontrarnos con sorpresas desagradables. 

Por hacer un símil con algo totalmente distinto a este entorno tecnológico, una persona que haga muchos kms al día en coche, podría pensar que adquiriendo un coche híbrido conseguirá un ahorro importante, pero si el uso que hace es constantemente por autovía, el uso de motor eléctrico será mínimo y tirará del motor de combustión constantemente, con lo que un diesel cualquiera le resultará realmente más económico. Eso quiere decir que el híbrido es malo, ni mucho menos, tampoco lo es el diesel. Simplemente, hay diversas soluciones, y cada una encaja mejor en un escenario u otro.