Sinceramente, me cuesta creer que alguien haya conseguido librarse a estas alturas, de las malas praxis de las operadoras de comunicaciones, que con total impunidad y parece beneplácito de las autoridades, han adoptado como metodología de trabajo.
Quién aún no se haya pegado telefónicamente con los típicos servicios de atención al cliente, en general más que deficientes, y que nunca son capaces de arreglar el problema a la primera, puede considerarse un rara avis, o dar por supuesto que siempre ha pagado de más en factura. Y quién no haya sido despertado de la siesta o interrumpido en la cena, por una llamada comercial, incluso habiéndose apuntado a https://www.listarobinson.es/, es que debe revisar que su teléfono funciona correctamente o tiene correcta cobertura en casa.
Y ojo, que conozco a personas trabajando en esas compañías que son realmente buenas en lo suyo, pero la crítica ni mucho menos va para con éstas que hacen su labor lo mejor que pueden, sino para las estructuras y forma de ser de las compañías, que no lo ponen fácil, ni para el consumidor, ni para la persona en el otro lado que trata de solucionar el marrón de turno.
Y es que las tretas de estas empresas son variopintas, especialmente para particulares, y además van buscando cada vez más recovecos para tratar de llevar a nuevos engaños:
- Tarifas que nunca llegan a cobrarse correctamente.
- Letra pequeña sobre permanencias o características especiales del servicio.
- Cobro de servicios no solicitados, que por arte de magia se activan periódicamente: antivirus, identificación de llamadas, packs de TV, bonos de datos…
- Problemas para recibir equipos, y que estos se correspondan con los modelos contratados, desde el router al terminal móvil.
- Subida de tarifas incluso en permanencia, sin la correcta información sobre nuestros derechos de consumidor.
- Servicios de atención al cliente enrevesados, con objeto de dificultar la resolución de incidencias.
- Problemas para obtener la firma de contratos, más cuando estos se hacen telefónicamente.
Vamos, que es complicado no tener líos, esto sin contar el tema de retenciones, esa maraña de artimañas y regateo propias de mercadillos árabes, fundamentadas en que la compañía jamás te aplicará la tarifa más ventajosa, sino al contrario, tratará de subirla periódicamente. De modo, que terminas yéndote a otra compañía a por algo mejor, y entonces si, se pone en marcha el engranaje de retenciones dónde la primera te ofrece todo lo que antes no podía y más, no sin el lío de cancelaciones, no cancelaciones, y conseguir luego hacer realmente efectivas todas las condiciones ventajosas que prometen, y que luego cuesta un mundo tener aplicadas en su totalidad.
En fin, que os voy a contar, que no sepáis ya…
Pero en estas, si me parece interesante destacar el último lío que me encontré, tanto porque lo tengo reciente, como porque realmente me dejó perplejo por su absurda sencillez y a la vez efectividad.
El caso es que se dió la circunstancia, de que dejé a mis peques el móvil para entretenerse un rato, y que conste que no suelo hacerlo porque no me gusta que abusen de este tipo de aparatos, y en todo caso siempre ando cerca cuando se lo presto, controlando qué hacen.
El juego en marcha, Kid-e-cats, uno de referencia en la Play Store: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.edujoy.kidecats&hl=es_419&gl=US, con 4 estrellas y más de 41.000 opiniones favorables, todo Ok (aunque recomiendo más los dibujos que la aplicación). De repente, aparece el típico anuncio de publicidad en el juego a pantalla completa, y los peques, que no superan los 5 años de edad, terminan pulsando la opción que no deben… Resultado: inmediatamente me llega un sms de mi operadora indicando que se ha activado una suscripción premium a KIDDIES CLUB: https://www.kiddies-club.com/ por nada menos que 11,99€/mes (vamos, sin cortarse un pelo a coste similar que un Netflix o Disney+). Tal cuál lo cuento, sin meter tarjeta o paypal, sin tan siquiera crearte un usuario en el susodicho kiddies club para disfrutar de esa suscripción premium, del modo más absurdamente brillante me la habían liado parda.
Como podéis comprobar mi perplejidad fue absoluta, investigué, y dando vueltas, al parecer la operadora permite incluir en factura la suscripción a diversos servicios, como puede ser éste, u otros que seguro nos suenan más como Netflix o Amazon, y oye, no es que esté mal que alguien quiera pagar Netflix a través de la factura de su operadora (aunque no le veo ninguna ventaja si en el futuro te divorcias de la segunda), lo que está mal es el cómo se termina llevando a cabo esa suscripción, sin tan siquiera un alta de usuario en la plataforma.
Porque esa es otra, la suscripción de 11,99€/mes estaba activa, y podía visualizarla a través de la app móvil de la operadora, pero no había botón alguno para gestionar la baja, y ésta tampoco la podía gestionar directamente en KIDDIES CLUB puesto que no tenía usuario alguno allí. Total, que tocó ponerse en contacto con atención al cliente, y ya sabéis, eso nunca es buen trago. Afortunadamente fue mejor de lo previsto, y el susto duró menos de 24h.
Consejos finales:
Algunas moralejas del enredo son:
- Procura no dejar el móvil a los peques de la casa, y si lo haces al menos estate cerca echando un ojo, si la lían estarás al menos al loro del origen del problema.
- Paga por las apps, lo sé, especialmente las infantiles son caras porque abusan de este tipo de publicidad, pero es mejor pagar los 6 pavos de Kid-e-cats y evitar sustos.
- Revisa a través de la web oficial o la app de tu operadora, si tienes activada la posibilidad de ejecutar este tipo de suscripciones, por defecto te adelanto vendrá todo activo, desmarca y evita líos de este tipo.
- Y por último, si tu peque ya no es tan peque y tiene smartphone propio, revisa las opciones de bloqueo en tiendas de aplicaciones y app de operadoras, y encomiéndate a los dioses todopoderosos.