¿Imagináis que un día de repente os quedáis totalmente “desconectados”?, sería algo así como levantarse de la cama y comenzar a ver que las cosas a vuestro alrededor no funcionan: la aplicación de radio no da señal, vuestra cafetera inteligente no ha preparado café, no podéis abrir la puerta inteligente de casa, y por fallar, ni tan siquiera podéis arrancar el coche…

Esto que parece el preámbulo de una peli de terror, puede ser más real de lo que pensamos.

Y es que relacionando cosas, hablamos recientemente de los dispositivos IoT, esos cacharros inteligentes cada vez más extendidos: cafeteras, aspiradores, routers, cerraduras, smartTVs, cámaras de seguridad, asistentes de voz… que van inundando nuestros hogares (https://ciberseguridadtotal.com/iot-estamos-listos-para-conectados-al-mundo/), y hablamos también del coche conectado, que sin duda ha llegado para quedarse: https://ciberseguridadtotal.com/el-coche-del-futuro-un-reto-sobre-ciberseguridad/.

Y todo lo anterior orientado a nuestro hogar, pero igualmente aplicable a la empresa, o a servicios públicos (la SmartCity).

Pues bien, en este entorno, donde todo está conectado a Internet, ¿qué pasa si falla “internet”?

Uno podría pensar que eso es imposible, pero la realidad es que cada servicio IoT suele estar asociado a un entorno cloud de referencia, y estos entornos cloud tienen nombres y apellidos muy concretos.

Por poner un ejemplo concreto, si tu compras un coche inteligente Tesla, quizá pienses que es únicamente la propia Tesla quién te ofrece el conjunto de servicios de conectividad del coche, pero en realidad, hay un actor secundario, el cloud de turno (AWS), dónde residen los servicios que Tesla ha desarrollado y pone a tu disposición.

A día de hoy por ejemplo, Amazon Web Services (AWS) copa aproximadamente el 30% del negocio de servicios en la nube, el resto, se lo reparten prácticamente otros 2 actores: Microsoft Azure con un 20%, y Google Cloud con un 7%.

Si uno de estos gigantes cae, o cierra la persiana de su negocio (esto segundo es más que improbable, ya que actualmente son las empresas que más beneficios tienen), el caos a nivel mundial sería de una magnitud sin igual. Otra pata del problema en la que tampoco nos adentraremos demasiado, es el tema de privacidad, y es que la consecuencia de albergar la mayor parte de servicios en la nube, es convertirse de facto en custodios de nuestros datos a nivel mundial.

Todo lo anterior, viene a colación de un fallo global en los servicios cloud AWS de Amazon este pasado miércoles, que ha terminado afectando a multitud de empresas y servicios que poco tienen que ver entre sí. Entre ellos:

La empresa de software Adobe, la red social orientada a imágenes Flickr, la cadena de grandes almacenes Target, la empresa de software Autodesk, la Autoridad Metropolitana de Transporte de Nueva York, el fabricante de dispositivos de streaming Roku, el servicio de seguridad digital Ring, el software de contraseñas 1Password, la plataforma de criptomonedas Coinbase, la plataforma de podcast adquirida por Spotify Anchor, el diario Washington Post, la empresa de equipos del hogar iRobot, o el Grupo Editorial Tribune Publishing…

Esto también ha dado lugar a situaciones curiosas, como que propietarios de aspiradoras Romba no pudieran utilizar sus dispositivos a través de la app, que no funcionasen correctamente los timbres inteligentes del hogar Ring, o que fuera más que imposible consultar diarios on-line como el Chicago Tribune.

La externalización a servicios en la nube está a la orden del día, y para grandes empresas con millones de usuarios, supone además la solución más sencilla y escalable, dejas en manos de especialistas el sustento de tus servicios IT (Amazon, Microsoft, Google…), y te centras en la esencia de tu actividad empresarial, que es además lo que da valor añadido a tu negocio.

El problema aquí, es que cualquiera de estos gigantes de la nube, que alojan millones de servicios de distinta naturaleza caiga, comprometiendo su funcionamiento. Y esto que parece casi imposible, con datacenters en alta disponibilidad repartidos por todo el globo terráqueo, puede suceder y de hecho ha sucedido en distintas ocasiones del pasado.

Sin ir más lejos, no hace tanto Cloudflare, otro protagonista de la red, tuvo una caída bastante sonada el año pasado. Cloudflare es entre otras cosas el CDN (Red de Distribución de Contenidos) de referencia a nivel mundial, y de hecho posee un plan gratuito muy popular para portales web de pequeñas empresas. Resumido de un modo muy simple, tu página web a través de Cloudflare irá más rápido, tendrá un extra de seguridad y además estará distribuida por distintos Datacenters a nivel mundial, garantizando por tanto mejor acceso y disponibilidad. Pero a pesar de que son geniales en lo suyo, sufre una caída, y la consecuencia es que miles de portales web de todo tipo se ven afectados: Zendesk, Coinbase, Shopify, Canva, Wattpad…

Quizá las conclusiones más significativas de todo lo anterior son: que nada garantiza un funcionamiento 100% libre de fallos, ni siquiera los mejores y más grandes de la industria de cloudcomputing, y que se echa de menos la aparición de más actores, y por tanto competencia hacia estos gigantes de la nube, que además están íntimamente relacionados a tecnológicas estadounidenses Al menos desde mi punto de vista, tanto por temas de privacidad, legalidad y por supuesto a nivel estratégico, echo de menos actores protagonistas europeos.